| Premio Nacional de Dramaturgia 2006. Posiblemente se trate de la mejor de las obras por mi leidas de este autor. El juego de desestructuracion se plantea en el espacio mismo y en la relacion que existe entre lenguaje y espacio, entendiendo que la lengua pronuncia y crea: «Y dijo Dios: Hagase la luz, y la luz se hizo.» Solo que al reves. Desde el mismo titulo aparecen tres referentes de suma importancia: el libro, es decir, la verdad, el dogma, la historia y la memoria de los hombres y los dioses; Dante: el que describe el infierno, el referente medioeval, el que guia y es guiado al inframundo, y por ultimo, «cuarteto para voces», lo que reintroduce la musica en las preocupaciones de escritura y resultado de este autor. El tema de la familia es medular y la habilidad para trenzar elementos de la narrativa contemporanea, estructuras fragmentadas que recuerdan a Beckett, que tambien ponia a los padres en un basurero, por ejemplo, con elementos mitico/epicos pero relacionados no tanto con las leyendas y cantares como con las reinterpretaciones populares de comic de arte, el video y las peliculas no siempre de mejor calidad. Aqui el nihilismo es mas acentuado y el fuego que todo lo arrasa puede quemar hasta la identidad, la memoria y por supuesto el futuro, termino casi contradictorio en este tipo de narracion. La estructura formal es impecable. El vacio no puede verse, el espacio tampoco y el tiempo menos. Y sin embargo, son las paradojas que generan las que fascinan y angustian al hombre. Eso, la angustia vuelta palabra y laberinto en un tiempo de destruccion y soledad. El libro de Dante es un texto entre el horror y la atraccion, de lo mejor de nuestra dramaturgia. Evocamos necesariamente a traves del nombre mitico, y alli aparece tambien una mujer… pero no es Beatriz, claro. Esta presente el infierno, eso si, solo que no es visible y tranquilizador, sino que se construye y deconstruye como una informacion desarticulada en una super computadora averiada por la peste y la guerra. De lo humano queda poco. |